- ¿Te he hablado de la tensión de los opuestos? - me pregunta.
- ¿La tensión de los opuestos?
- La vida es una serie de tirones hacia atrás y hacia adelante. Quieres hacer una cosa pero estás obligado a hacer otra diferente. Algo te hace daño, pero tú sabes que no debería hacértelo. Das por supuestas ciertas cosas, aunque sabes que no deberías dar nada por supuesto.
Es una tensión de opuestos, como una goma elástica estirada. Y la mayoría de nosotros vive en un punto intermedio.
- Algo parecido a un combate de lucha libre - le digo.
- Un combate de lucha libre - dice, riéndose - . Sí, la vida podría describirse así.
- ¿Qué bando gana entonces? - le pregunto.
- ¿Que qué bando gana?
Me sonríe con sus ojos llenos de arrugas, con sus dientes torcidos.
- Gana el amor, el amor gana siempre.
Martes con mi viejo profesor de Mitch Albom
Y yo puntualizo, el amor gana siempre, incluido el amor que nos tenemos a nosotros mismos, no estoy hablando de ser narcisista, hablo del amor que proviene de nuestra autoestima. Ese mismo amor que mantiene nuestra dignidad en buena forma cuando las vicisitudes de la vida así lo requieren. El amor gana siempre.