Monet |
Hablábamos de emoción. Ese sentimiento que hace al ser humano gozar de un estado de ánimo de bienaventuranza, de una intensa y especial felicidad, ya sea anticipada, ya presente, o por el contrario sentir pesar o disgusto de carácter emocional.
No obstante, y como un modo distintivo de la emoción, la emoción artística, ocasionada por la contemplación de una obra de arte inefable, sólo produce felicidad, es decir fruición, placer, y, en todo caso, como reacción negativa ante la obra, rechazo o desagrado sin emoción alguna.
Hablábamos de la dificultad que tiene el arte contemporáneo de producir emoción, de conectar con ese sentimiento vital tan unido al hombre como su piel; aunque habría que admitir que en los tiempos modernos la emoción más sublime ha sido suplantada por otros sentimientos de naturaleza descarnada, prosaica y brutal. En todo caso, desde las Vanguardias Históricas hasta el momento actual, exceptuando tal vez el Expresionismo y el Fauvismo, la contemporaneidad, el arte-arte de la contemporaneidad, no el anti-arte transgresor que es parte de ese cambio brutal de la vida moderna, sólo se puede entender con la mente, con la lógica, con el intelecto; y no produce emoción.
Pues si hay algo que el arte verdadero y auténtico supo transmitir al hombre fue la emoción. Ese sentimiento que atrapa el alma y la subyuga, la eleva sobre lo terrenal y la transporta a un mundo de felicidad, de deleite y de fruición. Según el diccionario, una agitación del ánimo producida por ideas, recuerdos, sentimientos o pasiones. Sin embargo, el hombre no necesita demasiadas descripciones sobre la emoción pues simplemente le basta con vivirla. Porque todo hombre, aun el más frío, ha sentido alguna vez el sobrecogimiento de la emoción dentro de sí mismo.
El arte tiene el privilegio de ser uno de los agentes que producen emoción en el ser del hombre. Y su pérdida, en el arte Contemporáneo, se resiente, se necesita hasta la nostalgia.
Mas después de todo un siglo de un arte sin emociones, el hombre empieza a reclamar de nuevo su presencia, algo que no debería ignorar el artista actual, que en su búsqueda desesperada de la originalidad realiza en tantas ocasiones un arte excéntrico, efímero y brutal, que deja el alma en el más absoluto vacío.
La emoción del arte.
ANA MARÍA PRECKLER
Clica en el título de la entrada, ARTE Y EMOCIÓN para leer el artículo entero.
¡La buena música que no falte!
9 comentarios:
Hola Isa, hablando de emociones... qué emoción cuando he visto mi enlace destacado con mi cuadrito Vértices. Y arriba un amigo de la red, Gillermo Martí Ceballos. Te lo agradezco muchísimo.
Me gusta cómo escribes y lo que cuentas, te pongo un enlace en mi blog para seguirte.
Un saludo afectuoso y hasta otra.
Gracias a ti! Tu blog me ha encantado y tu cuadro Vértices me ha llamado mucho la atención. Me parece muy interesante tu forma de pintar.
Un abrazo!
Muy buena entrada. Creo que cuando deseamos transmitir no podemos dejar de lado la emosión y el querer transmitirlas. Te mando un beso y espero que tengas un buen fin de semana.
Gracias!
Buen fin de semana para ti también!
Que por cierto, se va a hacer tan corto como un suspiro, es más casi se ha acabado ya.
Besos!
hola isa !!
yo creo que el Arte debe provocar emociones .¿que sentido tiene crear una expresión artística que deje indiferente ?
Ojala el Arte siempre provocase felicidad y alimentase el espíritu.
Unbesazo
Anusky:
El arte que provoca emociones positivas es el que me atrae.
Gracias por tu comentario.
¡Un abrazo!
Last week, i was in paris,visited
"Monet" in "le grand palais"
mighty nice.
Saludos,Willy
Interesante y agradable tu blog.
Te seguiré. Gracias por enlazarte. Besotes.
Gracias por vuestros comentarios!
Un abrazo!
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