Csaba Markus

20 dic 2010

CUENTO


EL MAGIVIRUS



  El magivirus fue el primer virus mágico que existió. Era un encantamiento que iba pasando de persona a persona, y bastaba con que dos hombres, mujeres, niños o ancianos se tocasen, para que el virus cambiara de uno a otro. 


Maryam Tabatabaei


Los efectos de este hechizo cambiaban dependiendo del enfermo, pero solían ser pequeñas desgracias mágicas, como quedarse calvo de repente, estornudar cubitos de hielo, llorar por los pies o tener las manos tan pegajosas que era imposible soltar nada que se hubiera agarrado.

Como no todo el mundo tocaba a otras personas con la misma frecuencia, resultó que algunos pasaron la mágica enfermedad de forma muy suave, pero otros, aquellos que menos contacto tenían con otras personas, llegaron a estar verdaderamente graves, sobre todo cuando pasaban más de 3 días con el virus.

Por supuesto, nadie pensaba que esas pequeñas desgracias fueran provocadas por un virus, y echaban las culpas a algún duende travieso o una bruja viajera. Sólo el doctor Toymu Malo, el médico del lugar, comenzó a sospechar algo después de haber sufrido él mismo la enfermedad más de veinte veces, casi siempre tras alguna de sus visitas. 

De modo que empezó a hacer pruebas con sus pacientes y consigo mismo, y en unos pocos días ya estaba seguro de saber cómo se transmitía la enfermedad.

El doctor reunió a todo el pueblo y les comentó que su enfermedad duraría tan poquito tiempo como tardaran en tocar a otra persona. Y así, el pueblo se convirtió en la capital mundial del “pilla-pilla” el famoso juego en que uno corre tras los demás, y cuando toca a alguien dice “tú la llevas”. Hasta los más viejetes jugaban, y la salud de todos los del pueblo mejoró tantísimo con aquel deporte, que el doctor recibió muchos premios y medallas.

Lo más gracioso es que, aunque todo sigue igual, hace ya muchísimo tiempo que el magivirus cambió de pueblo sin que nadie se diera cuenta. Se lo llevó un señor que estaba de visita, cuando tropezó con él un niño “contagiado” que corría tras otros niños.

Al regresar a su pueblo la historia fue un poco distinta, y en lugar del pilla-pilla, se convirtió en la capital mundial de los abrazos: abrazo viene y abrazo va, todo el que pasaba por allí recibía un fuerte abrazo y la mágica enfermedad. Por eso mismo el virus tampoco tardó mucho tiempo en cambiar de pueblo otra vez. Y en el lugar al que fue, la gente terminó besándose a todas horas.

Y así, uno tras otro, el magivirus fue cambiando los hábitos de todos los lugares por los que pasaba, convirtiéndolos en sitios más divertidos y amistosos, donde la gente se sentía mucho más cercana. 

Y es tal el efecto, que a nadie le importa si el virus sigue allí o si se ha ido, porque todos están encantados con el cambio.



Autor: Pedro Pablo Sacristán.



Maryam Tabatabaei










10 comentarios:

Alma Mateos Taborda dijo...

Precioso e ingenioso cuento . Felicitaciones! Un abrazo.

Jared dijo...

Es genial poder leer de vez en cuando un cuento, es la magia que se pierde cuando se crece, el mundo de peter pan, el paraiso de los niños, el mundo de los sueños y la magia, del cual tambien pertenecen los cuentos, con sus moralejas y enseñanzas.

por cierto gracias por agregarme a su lista de seguir blogs =)

Princesa115 dijo...

Precioso cuento, me ha encantado.
Al final todos súper contentos porque les agradaba el cambio.

Besos

impresiones de una tortuga dijo...

Así ¿que ése era el cosquilleo que vengo sintiendo desde hace unos días? Me has contagiado del magivirus y, por éso hoy, en la piscina tod@s parecían más felices.
Gracias, Isa, me encantó el cuento.
¿O no era un cuento?. Un besazo.

Frases celebres dijo...

Me ha encantado el cuento estría muy bueno un virus de sos pero que transmita amor y paz. Como nos ayudaría no? Te mando un beso y espero que tengas un buen comienzo de semana.

Isamonalisa dijo...

¡Gracias a todos por participar en el blog!

¡Besos!

Conchamare dijo...

Feliz Navidad y prospero año 2011.

Diabetes dijo...

Es muy chulo. ^^

Isamonalisa dijo...

Savia:

¡Felices Fiestas! ¡Besos!

Teresa:

Gracias por comentar y...

¡Felices Fiestas! ¡Besos!

Isamonalisa dijo...

Diabetes:

Lo sé, ;)

Besos